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Escalando el nevado Huayna Potosí: a más de 6000 msnm

Guía completa

Eran las 2 de la mañana, y a pesar de los calurosos guantes de alpaca y cuero, ya no sentía mis dedos ni mis pies. Estaba vestido como para una expedición al ártico pero las fuertes ráfagas de viento me congelaban hasta los huesos. Mis pulmones trabajaban el doble para respirar el poco oxígeno que brinda un ambiente de alta montaña y aunque la poca luz de la madrugada no me permitía ver mi destino, yo seguía mirando al frente: el pico de Huayna Potosí que se encontraba a 6.088 msnm, pensando siempre, ¿será que llegaré?

Camino a la cumbre, 02:00 a.m.

1. Agencia de tour y artículos incluidos:

Déjame empezar desde el comienzo, mi esposa y yo nos encontrábamos en la capital de Bolivia, La Paz (3640 msnm), y añoraba subir un pico ya que había pasado meses desde nuestra última aventura en las montañas de la Patagonia Argentina. En La Paz es muy fácil encontrar agencias de turismo de aventura ya que la ciudad tiene fama por tales experiencias. Después de buscar en varias agencias en la calle Sagarnaga (siempre recomendamos buscar entre 3 y 5 agencias para encontrar el mejor precio/calidad) encontré Height Experience. Con esta agencia, hicimos otros tours en La Paz también como Lucha Libre de las Cholitas y Tiwanaku, y estuvimos felices con el servicio que nos brindaron.

Dirección de la agencia:

Height Experience Tour, La Paz, Bolivia

Para subir a Huayna Potosí hay dos opciones: 2 días y 1 noche o 3 días y 2 noches, yo elegí la segunda ya que no estaba bien aclimatado y quería hacer la práctica de subir una pared de hielo con arnés y crampones que es solo posible si haces los 3 días. Pagué 850 pesos bolivianos y eso incluyó:

Artículos incluidos:

Cabe decir que los siguientes artículos no fueron incluidos en el paquete:

2. Itinerario

Me dirigí a la oficina de la agencia para empacar todo mi equipo y a las 9:00 de la mañana, el transfer comenzó las dos horas de trayecto hasta el campo base. Durante el viaje se puede apreciar el altiplano de Bolivia y su belleza: las vicuñas silvestres, montañas llenas de minerales y las lagunas de color índigo vivo. Mientras nos aproximamos al destino pudimos apreciar desde lejos la majestuosa Huayna Potosí.

Paisajes del Altiplano
Desde lejos: Huayna Potosí

Al llegar al campo base conocí a mi guía, Ronald Alana, un joven alpinista con más de 10 años de experiencia en las montañas de Bolivia. Desempaqué todo y mientras almorzaba, conocí al resto del grupo que iba a acompañarme rumbo al pico. Poco después del almuerzo nos alistamos para hacer la práctica de escalar hielo. Para llegar al glaciar, caminamos unos 30 minutos en un sendero plano con ligeras subidas. Después de tener el arnés, crampones, casco y el piolet en mano, comenzamos a subir.

Puedo decir que fue mi parte favorita de toda la experiencia, aparte de la cumbre por supuesto. La escalada fue alrededor de 50 metros de altura y fue una experiencia inolvidable. Al regresar al campo base, cenamos y hablamos del plan para el día siguiente. Después de jugar cartas con mis compañeros, todos se acostaron para dormir. Dormir a esa altura te deja con el corazón agitado y es muy difícil conciliar el sueño.

Escalando 50 metros de altura

Antes de partir, desayunamos y almorzamos mientras empacamos las mochilas. El segundo día es bastante difícil si no te has aclimatado o entrenado lo suficiente ya que hay que subir todo el equipo con un peso aproximado de 15 kilos y caminar unos 2 kilómetros y medio, además poco a poco irás subiendo 400 metros de altura en total. Este trayecto lo hice en 2 horas y media con tiempo para tomar fotos, tomar agua, y descansar. En la cima del campo alto, tienes una vista impresionante del valle del Zongo, uno de los glaciares de la montaña y también, por primera vez, puedes apreciar la inmensidad de Huayna Potosí.

Valle del Zongo
Campo Base a Campo Alto 5.200 msnm

Al llegar a la cima fue la misma rutina, desempacar, descansar y cenar. Las comidas siempre incluían mate de coca, lo cual ayuda a combatir los síntomas del mal de altura o soroche en el idioma quechua. Las instalaciones en el campo alto son bastantes rústicas y básicas, por ejemplo, hay un solo baño y se ubica afuera en la intemperie junto a un balde debajo del inodoro para recolectar…pues ya sabes.

Esa noche nos acostamos a las 6 de la tarde para tener las fuerzas necesarias para el viaje a la cumbre que empezaba a la 1 de la mañana. Si dormir a los 4.800 msnm fue un reto, era casi imposible dormir en el campo alto. Entre los ronquidos de los demás en el refugio y el poco oxígeno que había a esa altura dormí tal vez una hora en total, pero no fui el único. Todos, incluyendo los guías, ya adaptados a ese ambiente, les costó dormir.

La alarma sonó a las 12:30 de la mañana, y todos se levantaron en un silencio pensativo. Sabíamos que no todos lograrían llegar al pico y yo me sentía bastante nervioso, y llevaba varias horas con dolor de estómago. Hablé con Ronald y me preparó un mate de coca con otra hierba silvestre de la zona para aliviar el dolor, lo cual me curó completamente. Aunque no tenía apetito, tuve que comer cereales con yogur – sin ganas – e intenté prepararme mentalmente para el ascenso más alto de mi vida, hoy iba a llegar a los 6.000 msnm.

A la 1:30 am nos encontrábamos afuera del refugio, listos para empezar, cabe decir que, desde el inicio de este ascenso en campo alto tuvimos que usar los crampones ya que el terreno en adelante sería solo hielo y ya no el terreno rocoso que nos acompañó los días anteriores.

Terreno cubierto de hielo

A la distancia pudimos distinguir unas linternas del primer grupo en desembarcar. El guía, Ronald, conectó su arnés al mío con una cuerda de seguridad, respiré profundo y comenzamos. La verdad es que, a esa hora, estaba tan oscuro que ni me di cuenta de los varios peligros que guardaba la montaña: las grietas en el hielo que parecían no tener fin, los puentes de hielo que no serían seguros cuando la luz del alba comenzaba a calentar el duro hielo de la montaña. Y menos mal que fue así, porque la idea de ascender 1000 metros más ya era bastante desalentadora.

A medida que subíamos, se veía El Alto desde lo lejos y mientras descansábamos contemplaba lo lejos que habíamos llegado…y lo mucho que aún faltaba. Llegamos a la parte más técnica del ascenso, una pequeña pared de hielo y nieve que había que escalar. Tenía unos 10 metros de altura, pero en la oscuridad con el fuerte viento soplando parecía mucho más difícil. Como la mayoría del trayecto, fui primero siguiendo el ejemplo del guía y superé el obstáculo sin mayor esfuerzo. Sonriendo, pensé, “¡sí voy a llegar, voy a lograrlo!”

Desde arriba se puede observar la ciudad El Alto

Pero la felicidad y emoción rápidamente se disiparon con el frío que hacía. Ya no sentía mis dedos ni mis pies y sabía que eso iba a ser un problema. El guía me ayudó a calentar mis manos y me dijo que tenía que mover mis dedos a toda costa.

Después de 4 horas caminando llegamos a la parte más difícil, para mí, ya que sentía mucha fatiga y la idea de regresar y dejarlo todo rondó por mi cabeza. Sabía que aún había que subir una parte rocosa inclinada con muchos precipicios peligrosos, y pensé que no sería capaz de lograrlo. Es aquí donde mi guía y mis compañeros jugaron un rol muy importante, sin su apoyo moral, yo me hubiese regresado.

Gracias a ellos continuamos, lento pero seguro y después de 4 horas y media, ¡llegamos al pico de Huayna Potosí! 6.088 msnm, donde el porcentaje de oxígeno disminuye a solo 9.5%. Desde la cumbre se puede ver el lago Titicaca y hasta las Yungas donde se mezcla el Altiplano Boliviano con la Selva Amazónica.

Cumbre del Huayna Potosí

Pasaron 15 minutos para disfrutar de la vista y luego, el guía dio la orden para empezar el descenso, ya que podría tener otro problema: los puentes de hielo no aguantarían mucho tiempo con la fuerte luz solar. El descenso era más ligero, pero frente a la luz del día se podía ver todos los peligros del camino que escondía la oscuridad de la madrugada. En algunos puntos había que saltar grietas de hasta 1 metro de ancho para volver al campo alto y pude observar el enorme vacío de las grietas que si alguien caía probablemente no lo hallaría con vida.

El hielo comienza a derretirse

Luego de pasar por este sendero, nos quedó un camino más tranquilo y cuando todos llegamos a la base, sentí completamente que lo habíamos logrado. Estaba sano y salvo.

Camino de regreso a campo base

Tuvimos nuestro último almuerzo con los guías y demás compañeros, muchos de ellos entusiasmados y otros pocos desilusionados, ya que no pudieron vivir la victoria, pero nos quedó a todos una gran experiencia para la vida. El transfer nos recogió y descansé un par de horas en el trayecto para finalmente pisar el hotel en La Paz donde mi esposa, sin saber de mi durante 3 días, me esperaba con los brazos abiertos.

Compañeros de la montaña

3. Recomendaciones

¡Reto personal cumplido!

Sin duda este fue el trek más difícil de mi vida, pero también el más gratificante. Solo puedo recomendar este tour a todos los que aman las montañas y los retos personales.

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